«Los argentinos somos así». Esta consabida frase suele repetirse en la búsqueda de explicaciones a las cíclicas crisis que sufre el país y a los preocupantes síntomas de decadencia que lo aquejan. Entonces, algunos dan especial relevancia a cuestiones psicológicas y humanas, mientras hay quienes acentúan su mirada sobre cuestiones políticas y económicas, y otros comparan la Argentina con Canadá y Australia a la ligera, sosteniendo que «nos habría ido mejor si los invasores ingleses hubieran triunfado».
No abundan, sin embargo, las investigaciones que recorren con datos científicos los diversos campos, desde el económico y político, al social y cultural. Y menos aún, los trabajos que con precisión comparan índices económicos, políticos y de desarrollo humano con otros países con los que es más válido hacerlo, como el Brasil, Chile, Uruguay y la lejana Nueva Zelanda. Este es el gran mérito del presente libro. El país de las desmesuras es una obra original. Algunas «desmesuras» -como la gran inmigración- son cuestiones históricas sobre las que poco se puede hacer ahora, pero otras -como la inflación, el caudillismo y la estructura sindical- permiten pensar en un país diferente para el futuro próximo.
Martín Lagos y Juan J. Llach, con la solvencia que los caracteriza y la experiencia de sus extensas trayectorias en el mundo académico, con conocimiento del sector público, explican sólidamente las raíces del retraso argentino y aportan propuestas para que el país transite nuevos rumbos de crecimiento y desarrollo.
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