¿Diciembre de 1983 fue un corte definitivo? ¿Quedó la dictadura realmente atrás, repudiada por la sociedad en su conjunto? Para Horowicz, la Historia no obra con tanta disciplina institucional; opera por acumulación y efectos de largo plazo. Si en 1930, con el golpe de estado de Uriburu, se inicia un nuevo ciclo político, este libro demuestra que después de 1983, el hilo conductor de una cultura criminal de clase, creada y consolidada en décadas anteriores, sigue operando en la “democracia de la derrota” argentina. Intacta en sus objetivos, aunque no en sus métodos, se manifestó en las graves contradicciones del alfonsinismo, se exhibió sin tapujos durante el menemismo, e incluso bajo el gobierno de Fernando de la Rúa.
Provocativo, potente, riguroso, Las dictaduras argentinas analiza de manera ejemplar la historia de este triunfo de una minoría que es, al mismo tiempo, la derrota y frustración de la mayoría de la sociedad. Con su usual precisión de arqueólogo y su agudeza para captar aquello que la mirada usual no detecta, Alejandro Horowicz descubre las estaciones de esa frustración. El plan económico de Federico Pinedo en la década del treinta; la represión de los setenta, cuidadosamente planificada por el Estado pero apoyada en los hechos por todos los partidos políticos; las inquietudes y apuestas político-literarias del grupo Sur; los presupuestos no asumidos del Nunca Más; la consumación de los objetivos de Martínez de Hoz, que llegan a su clímax durante el Plan de Convertibilidad en los ‘90.
Porque la historia política argentina no es una sucesión de gobiernos que se rectifican o continúan, sino el campo donde se oculta la verdadera lucha por el poder: el de una clase dominante que en la segunda mitad del siglo XX desmontó todo lo que se había gestado (o insinuado) en la primera mitad y podía cuestionar su dominio.
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