Obra clásica de filosofía política, de historia intelectual y cultural y de economía, Camino de servidumbre inspiró y enfureció a políticos, académicos y en general a los lectores durante medio siglo. Publicada originariamente en 1944, fue considerada una obra herética por su apasionada denuncia de los peligros del control del Estado sobre todos los medios de producción. Para Hayek, la idea colectivista de atribuir al gobierno un control creciente de la economía conduce, no a una luminosa utopía, sino a los horrores del nazismo alemán y del fascismo italiano.
«Uno de los más importantes libros de nuestra generación que expone para nuestro tiempo el problema entre libertad y autoridad con la misma fuerza y rigor intelectual con que John Stuart Mill expuso la cuestión para su propia generación en su gran ensayo Sobre la libertad.»
Henry Hazlitt, New York Times Books Review
«Este libro se ha convertido en un verdadero clásico; una lectura esencial para quien esté seriamente interesado por la política en su sentido más amplio y menos partidista … libro sutil y sólidamente razonado y asimismo lúcido y claro… No hay por qué extrañarse de que haya tenido tanta influencia. Y me impresiona el hecho de que su mensaje no es hoy menos necesario de lo que lo fue cuando se publicó por primera vez.»
Milton Friedman, Prólogo a la edición de 1994
«En su tesis central, Camino de servidumbre acertó plenamente en 1944 y acierta ahora: la tradición liberal cede ante el empuje del socialismo, o el intervencionismo de todos los partidos, el verdadero pensamiento único de nuestro tiempo, que a izquierdas y derechas predica la conveniencia, necesidad o urgencia de subordinar la libertad individual, la propiedad privada y los contratos voluntarios a consideraciones plausibles de carácter colectivo… Tenía razón Hayek al refutar la tesis de que el nazismo era una consecuencia del capitalismo o una reacción del capitalismo frente a las fuerza progresistas. Y también la tenía al insistir en que las causas de la crisis, el paro, la inflación y la depresión debían ser rastreadas en los sistemas públicos intervencionistas y no en el mercado libre… Uno de sus mayores aciertos fue advertirnos contra la tentación de buscar fundamentalmente el atajo político en la lucha por la libertad, atajo estéril y peligroso porque, como muy bien escribió Hayek en su célebre dedicatoria, ese es el mundo de los socialistas de todos los partidos.»
Carlos Rodríguez Braun, Prólogo a la presente edición española
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