Este pequeño trabajo contiene una breve exposición de los puntos esenciales de aquellas concepciones científicas que desde hace unas dos décadas vengo representando con mis discípulos, y que se conocen bajo el nombre de «teoría pura del Derecho». Me limito en él a un desenvolvimiento positivo de mi doctrina, sin entretenerme en discutir con los innumerables adversarios que he hallado en mi camino en el transcurso del tiempo. Creo poder hacerlo así, puesto que en mis restantes escritos no he dejado de mantener con ellos abundantes polémicas.
Otra razón por la cual renuncio a la crítica, es mi convicción intima de que la imagen esquemática de la teoría pura del Dere- cho que bosquejo en las líneas que siguen, es por sí sola la mejor prueba de que la lucha apasionada y en ocasiones violenta que se realiza contra esa doctrina, no puede obedecer a motivos pura- mente teoréticos. En verdad, se trata de una lucha de la política contra la ciencia; es una lucha en la que todas las posibles direc- ciones políticas, conservadoras o revolucionarias, socialistas o liberales, participan por igual en su oposición contra el logro de un conocimiento del Estado y del Derecho verdaderamente obje- tivo, es decir, emancipado de toda ideología. Es una lucha en la que, a decir verdad, la ciencia se ha mantenido a mayor altura y ha logrado mayores éxitos frente a la naturaleza que frente a la sociedad.
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