La fatal arrogancia, último libro escrito por Hayek, fue elaborado a lo largo de 10 años. A la edad de casi 80 años, tras una intensa vida intelectual oponiéndose valientemente a los conformismos dominantes, Hayek concibió este libro como un manifiesto para un debate público sobre la cuestión: ¿No habrá sido el socialismo un error? El resultado es probablemente la más sugestiva y controvertida de sus obras desde la publicación, en 1944, de Camino de servidumbre.
Su idea central es que la civilización, tanto en su formación como en su mantenimiento, depende de lo que el Autor describe como orden extenso de cooperación humana, en el cual el individuo, sometido a unas normas abstractas de conducta que él no ha creado, desarrolla sus capacidades persiguiendo unos fines que la rica información diseminada en la sociedad le presenta como los más adecuados.
Es ésta una visión radicalmente distinta de la que inspira al socialismo, y en general a toda forma de racionalismo constructivista, cuya arrogancia le lleva a pretender diseñar y organizar sistemáticamente, mediante medidas coactivas de “ingeniería social”, cualquier área del rico, complejo e indominable entramado de interacciones humanas que constituyen el mercado y la sociedad.
Dedicada principalmente a cuestiones morales, La fatal arrogancia sostiene que la civilización depende de un elaborado sistema de normas de conducta que no son fruto de una explícita y deliberada construcción racional, sino que se han ido desarrollando espontáneamente mediante un proceso de selección evolutiva que desborda cualquier arrogante pretensión de la razón.
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