Muchos han sido los pensadores que han desarrollado investigaciones sobre las razones que llevaron a distintas sociedades a obtener diversos grados de bienestar parea sus miembros.
Max Weber es, evidentemente, el referente obligado como pionero de estos estudios y reflexiones. De él en adelante (sin olvidar a algunos predecesores, como Adam Smith y nuestro Juan Bautista Alberdi), muchos han sido quienes encararon el tema.
Con una frecuencia cada vez mayor, los científicos sociales se volcaron a los factores culturales para explicar la modernización, la democratización política, la estrategia militar, la conducta de los grupos étnicos y los alineamientos y antagonismos entre países.
Ello sucedió a lo largo de todo el siglo XX con el énfasis puesto en distintos factores según el autor.
En todos ellos aparece recurrentemente el concepto de la competitividad.
La competitividad resulta un concepto abstracto, controvertido e inasible, aplicado a empresas o naciones; por ello, en esta obra se explica por qué es mas conveniente usar el concepto mas cercano de “bienestar”, propio de lo que las personas pueden percibir más directamente.
Asimismo, se brindan elementos de juicio para sostener que el bienestar, en definitiva, tiene orígenes básicamente culturales, que hacen que, como resultado, se sea más -o menos- competitivo.
El desarrollo económico es la capacidad de países o regiones para crear riqueza a fin de promover y mantener la prosperidad o el bienestar económico y social de sus habitantes.
¿Cuáles son los condicionantes para que ello suceda?
En este libro es encarada una forma de encontrar respuesta al interrogante.
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