La característica que hace tan particular a la actividad agraria es la ‘‘ininterrumpibilidad’’ de los procesos productivos. En los procesos productivos
agropecuarios, puede decirse que prácticamente no existen los
stocks intermedios. Una vez lanzado el proceso de producción, el productor
no puede detenerlo, sólo puede intentar gestionarlo para que culmine
de la manera más exitosa posible. Particularmente en la agricultura,
puede decirse que tampoco existen activos intermedios pues, si el proceso
se interrumpiera, ninguno de los activos invertidos puede ser recuperado
para realizarlo económicamente. La semilla ya germinó, el fertilizante
ya es parte del suelo, los agroquímicos están en el cultivo, etc.
Lo mismo sucede con las actividades pecuarias. Una vez iniciado el proceso de gestación, este no se detiene. Una vez nacida la cría, un nuevo proceso comienza y tampoco aquí el productor puede interrumpirlo. El productor se limitará a
influir sobre el proceso pero no podrá gobernarlo, pues la componente
principal de los procesos son los seres vivos que intervienen en él, ya
sean animales o vegetales, que tienen su propio proceso per se.
Hoy ya no alcanza sólo con producir bien. Además del frente productivo,
quién gerencia una pyme agropecuaria, deberá estar atento al
frente político, económico, financiero, fiscal, social, etc.
Sumado a esto, el advenimiento de las tecnologías de la información
(TICs) ha producido la interconexión de las economías prácticamente
del mundo entero dando paso a un proceso de globalización tal, que
cualquier evento o acción de magnitud que suceda en algún país u organismo
global (FMI, Banco Mundial, OMC, etc.), afecta a todo el mundo
en un lapso de tiempo muy corto.
Existe un factor adicional que se debe considerar, por que
tiene una incidencia directa en el éxito o fracaso de las pymes agropecuarias.
Este factor clave es el grado de integración de la cadena de valor de las distintas actividades. Ya sea horizontal o vertical, la producción está asociada a la industrialización y venta.
Estos y otros desafíos que cotidianamente debe enfrentar el productor,
configuran la temática central de este trabajo, donde no solo se identifican
los problemas, limitantes y/o desafíos que afronta el hombre de
campo en su diario trajinar, sino que también el autor propone los caminos
a seguir para acotar la problemática social, económica, financiera y política
que lo rodean y que acotan su capacidad de decisión.
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